Toda profesión lleva sobre sus hombros el peso de graves deberes y de hondas responsabilidades, que el profesional solo podrá vencer si pone todos sus conocimientos al servicio de una conciencia fina y delicada.
La ley natural es la ley eterna de Dios que, orientando y conduciendo todos los seres sus fines, es promulgada al hombre, mediante la inserción en su conciencia, para enseñarle el camino que conduce a su fin. Esta ley dicta al hombre lo que como bueno debe hacer y lo que por ilícito tiene que evitar. Abarca, pues, así todas y cada una de las acciones humanas en su sentido total, o sea en cuanto conforme o disconforme con la naturaleza racional del hombre.
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